domingo, 24 de febrero de 2013

¿A DÓNDE VAN LAS BUENAS CHICAS?

Ya mencioné que en Budapest me sentí muy a gusto, y por eso me quedé un día mas de lo planeado.
Con mi adorable compañera, no nos separamos un solo momento. Cada descubrimiento lo hicimos juntas.
Una charla muy corta nos había alcanzado para tomar la decisión de unirnos y seguir adelante en Hungría, y creo que tuvimos suerte, o al menos yo se que la tuve.
No resulta sencillo acordar con personas totalmente desconocidas (y culturalmente distintas a uno), pero cada encuentro concebido por el azar traería cosas buenas.
Y yo, no dejaría de pensar un solo día en la cuestión de las coincidencias. 
Gente conociéndose y despidiéndose todo el tiempo.
La mañana del cuarto día nos encontró decidiendo el rumbo de la fecha.

¿A dónde ir?

sábado, 2 de febrero de 2013

QUE NO TERMINE EL DÍA


Que yo trate de ejercitar mi tranquilidad, que evite las confrontaciones porque me incomodan, no significa que me sobre la paciencia.
Estar de viaje, visitando lugares completamente nuevos, reconociendo que estamos viviendo cosas increíbles, no va a borrar las obsesiones y complejos de golpe.
Suelo quejarme por deporte, siento ansiedad a menudo, pero también filtro casi todas mis experiencias a través del humor. Cada noche duermo con con piyama y me burlo de mis propios hábitos. Llevo todo eso conmigo a donde sea.
No nos engañemos: nuestras miserias y  virtudes se cargan en la valija y nos acompañan siempre.


Efectivamente: voy con piyama a todas partes.