jueves, 1 de noviembre de 2012

UN PASO AL ESTE

Antes, durante y después del viaje, todos señalaban el mismo punto: haberlo hecho sin compañía.
Para algunos resultaba épico, para otros imposible. Me hablaban de coraje, de miedo, de admiración.
A mi no me parecía algo extraordinario, y por varios motivos, me resultaba el único modo de hacerlo: se trataba de estar fuera muchos días, los costos son elevados,-entonces no podemos proponer a cualquiera "vayamos un par de meses a Europa"-, y porque después de varios años viviendo sola perdí la capacidad de consultar, ceder y acordar con un tercero.
Definitivamente era una experiencia de una vez en la vida y no iba a negociar nada.
Ya en el camino, me dí cuenta lo sencillo que era moverse. Me sentía segura, con muchas opciones a mi alcance, lo que hacía que pudiese trazar mi ruta de forma fluida. Lo abrumador había sido planearlo todo desde Argentina, cuando no sabía con qué me iría a encontrar, y los pensamientos extraños se apoderaban de mi mente dispersa. Entre esas cosas que tuve en cuenta antes de salir, estaba la ropa.


El mejor consejo: abrazarse a la almohada y comprar
 un boleto para irse lejos


Estoy muy lejos de ser una víctima de la moda, pero no quería estar en mis paseos cargando con una mochila y usando zapatillas deportivas.
Iría a los lugares con los que había fantaseado desde pequeña, vestida como lo hago siempre. Además, yo creía que contaba con la ventaja estacional para lucir bien. Creía.
Tal vez si alguna persona viajada hubiese visto mi valija, podría haberme dado alguna sugerencia, pero las primavera en Buenos Aires es cálida y agradable, por lo tanto pensé que así sería cruzando el Atlántico. 
De ninguna manera.
Para decirle adiós a Viena, fui a visitar el Palacio Schonbrunn, cuyos exteriores son imponentes, pero su interior me decepcionó un poco.
Tantos años de ver producciones hollywoodenses distorsionan la percepción de personas como yo, que creemos que Mel Gibson liberó a Escocia del yugo de la corona británica, y esperamos encontrar a la princesa Sissi bailando el vals.
Seguía con el cuerpo helado, no tenía nada de abrigo y tampoco podía conseguirlo porque en las tiendas solo se vendía ropa de verano.
En casa me había proyectado sonriendo, sintiendo el perfume de las flores, recorriendo todo con atuendos como este:


Sin bien carezco de todo lo que Zooey 
tiene, su outfit se asemeja mucho a lo que 
suelo lucir en días primaverales
Sin embargo, las cosas fueron un poco diferentes:


Así me convertí en la desgracia 
de la moda
Esa fue la última visita vienesa, hecha con esfuerzo y tratando esbozar una sonrisa.
En la caminata de despedida, bajo las gotas austríacas, ví que me había perdido algunos espectáculos musicales:

Florian Silbereisen: el cantante pop que
 todos esperaban

Tributo austríaco a Guns N' Roses

Volví al hostel Ruthersteiner buscando resguardo, calor y esperando para salir a la ciudad siguiente: Bratislava. 
La distancia entre esta ciudad y Viena es de sesenta y cuatro kilómetros y no hay dos capitales en el mundo que queden tan cerca entre sí, por eso fui a la terminal Erdberg, a inagurar lo que sería el primero de muchos viajes en autobús.



En la terminal de Erdberg, con solo ver los 
rostros pude advertir mi siguiente parada


Ir al primer destino de lo que fuera la ex URSS activó mis recuerdos, y por mi mente desfilaban las historias y el imaginario de la Rusia revolucionaria. Acercarme al menos un poco a las tierras del alfabeto cirílico y la caída del zarismo era motivo de entusiasmo.

Empezaba a ver algunos rostros del este y a escuchar sonidos cada vez mas indefinibles a mis oídos.
Sentada en uno de los bancos de la vereda, en ese borde de la ciudad, mirando a mi alrededor, descubría que ese no lugar era mucho mas parecido a los que yo ya conocía.
El trayecto no duró mucho mas de una hora, y yo ya estaba en un país muy distinto del que había partido, la diferencia era notable hasta en las primeras impresiones.
Sin embargo el mundo no me resultaba tan ajeno, mucho menos cuando al llegar a la capital eslovaca, recibí la ayuda de mucha gente para llegar al hospedaje: el conductor del colectivo me llevó gratis a la estación central Mlynské Nivy (ya que el bus que había tomado en Viena me dejaba a uno ocho kilómetros de ese sitio).


La asutera soviética terminal Mlynské Nivy 
Una vez ahí, ya entrada la noche, la empleada de un negocio, que no hablaba inglés (y yo no hablo eslovaco) luego de consultar con alguien por teléfono, me escribió en un papel el número de troley que me dejaría en el hostel Blues, el resto lo hicieron dos personas mas a quienes consulté en la calle y llegué sin ningún tropiezo al lugar.
No tenía mapa, estaba en un país del que no sabía nada, pero me encontré con la buena predisposición de mucha gente, lo que sería augurio de las cosas lindas que estarían por alcanzarme.

Ya instalada en Bratislava, luego de la primera noche en Europa del este, no pude soportar un minuto mas los embates del clima y después de que pasaran muchos día padeciendo las bajas temperaturas, finalmente busqué un abrigo.
Cada vez mas alejada de lo que yo pretendía, me convertí en un crimen del estilo.
Las imágenes no me dejan mentir: el jóven McFly y yo, dos gotas de agua:


Lo mas trendy de los 80's...

...Y lo peor de las tiendas eslovacas




De todos modos, no era momento de reparar en nimiedades. Bratislava es una ciudad muy pequeña y encantadora, por mas que se vea en ella la diferencia entre el bonito centro histórico y los alrededores grises, ásperos y austeros.
Es evidente que el lugar que ocupó esta ciudad en las años soviéticos muestra sus resultados hasta el día de hoy. El contraste con el lado occidental es notable, la austeridad se profundiza notablemente, pero no por eso deja de ser encantadora.




En hermosas calles como éstas...

...se consiguen confituras adorables como las de la imagen

Todo lo que vi allí es muy lindo, pero el área turística es pequeña y muy tranquila.
No se si hay demasiada actividad. Yo visité el humilde y olvidado museo nacional de bellas artes, fui a una muestra que nunca supe bien de qué se trataba, pero por lo que llegué a entender, estaba compuesta por artistas eslovacos que se inspiraron en Pablo Picasso, o algo así:


Eslovacos que quieren a Picasso


En otro museo cuyo nombre no recuerdo, vi dos exhibiciones/instalaciones.

Una de ellas estaba compuesta por espejos, predominaba el color rojo, y con ésta canción sonando todo el tiempo, pretendía evocar sensualidad.
Llevaba mas de medio día sola, y ahí dentro me saqué unas fotos, no tenía demasiado que hacer, es evidente.


Como dice mi amigo Faby: "Cosa de perdedora: sacarse
fotos contra el espejo"
Por eso, además de fotografiarme haciendo caras ridículas, busqué un poco de emoción en las calles:

Ya era tarde para unirme 
al certamen

Y aún cuando temí que se tratara de algún tirano comunista, retraté este monumento. Mas tarde investigué: es Pavol Országh Hviezdoslav, figura principal de las letras eslovacas:


Referente de la cultura, homenajeado 
en el centro de la ciudad

Dí vueltas por sus pintorescas callecitas y subí una colina para visitar el Castillo de Bratislava, emblema del lugar.


Castello
Desde lo alto vi los tejados, el Danubio que divide en dos a la capital y recorrí el parque que rodea la gran construcción. 



La vista de la ciudad desde el castillo


Al volver  al centro no supe bien que hacer, y fui al supermercado a comprar presentes.
Uno de mis mejores amigos es amante de las golosinas "exóticas", de modo que le dediqué un buen rato a pasear entre las góndolas y a comprar una gran cantidad de dulces.
Sabía que llevar de regreso a casa todos esos productos cuyas marcas se escriben casi exclusivamente con consonantes, serían un éxito:


La sugestiva caja de Pralinky, llena de misterio

El Dr. Oetker recomienda una ración 
diaria de puding eslovaco


Todo estaba sereno, las calles permanecían tranquilas, demasiado para mi.
Con las bolsas cargadas de artículos innecesarios y sin tener mas planes, decidí retomar un viejo y ruin hábito: el de fumar.
Encendí un cigarrillo para entretenerme ante la ausencia de estímulos y la certeza de estar en un sitio verdaderamente alejado y desconocido.
Pero eso no duraría demasiado. 
Cuando volví al hostel, en mi habitación estaba Anita, una encantadora chica de Brasil.
No tardamos en presentarnos, intercambiar historias y cuando le dije cual era mi próximo destino, respondió con una sonrisa que ella iba al mismo lugar.
En pocos minutos decidimos que nos iríamos juntas de Bratislava.
Seguir la corazonada resultó la mejor opción y ya no sería necesario recurrir al tabaco para matar el tiempo a solas.
















11 comentarios:

  1. La campera inflable, la autofoto y las ganas de empezar a fumar me ma ta ron!!!! jjjjj

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    1. Mis imágenes perdedoras y mis tropiezos, serán vuestros entretenimientos.

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  2. me mató la comparación con el joven McFly!
    Y mas allá de que te hayas convertido en una desgracia de la moda en ese momento, doy fe de que sos mas parecida a Zooey.

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    1. No es tan sencillo viajar siendo una chica! Hay mas historias "minita", ni te imaginás...

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  3. ¿Como es eso que las producciones hollywoodenses distorcionan la realidad?, ¿mire MacGyver tantos años para nada?.
    Por otro lado, a vos sola se te ocurre ir a Bratislava, todos sabemos que en Eslovaquia matan a los turistas extranjeros por diversión, sino para que hubo tres películas de Hostel.
    Respecto a tu atuendo voy a citar unas palabras de Nietzsche: "Todo lo que es profundo ama el disfraz. Todo espíritu profundo tiene necesidad de una máscara".
    Lo dejo a tu criterio.

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    1. Esperar tus opiniones ya es hábito para mí, siempre. Y pensando en cuanto falta para leerte a vos. Los simples comentarios no bastan.

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    2. Cuando el grupo sojero deposite lo que prometió en mi cuenta bancaria de las Islas Caimán, al comprar mi verdad, 100% corruptible y vacía de contenido, os develaré el camino de la luz.

      Mariano, independiente (2-0 jajaja) del gobierno, no de Monsanto.

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  4. Un post estupendo! ^^
    Me gustaría invitarte a conocer mi blog, ¿Te apetece? ;)
    mividaensuenos.blogspot.com

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  5. Coincido en eso de lucir bien. Nada de mochilas ni zapatillas jaja! Ojo que la campera McFly no se ve tan mal como pensás. Igual, si hace frio, mejor ir abrigado.
    Que intriga. Cuál será el próximo destino?

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  6. Dicen que con los caminos del humo se puede remontar cualquier distancia, yo creo que es así. Lo dijo el Che alguna vez, lo escribió en alguna carta.
    Muy linda la entrada, y tu estilo. Me quedo con la foto de tu moda (genial tu cara) y las golosinas-consonantes.
    Un saludo, darío.
    pd: "La comedia de errores..." mm

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    1. "A cualquier distancia...". Me gustó eso Darío.
      Que bueno que te sumes a seguir las historias de mis aciertos y tropiezos(para que errores no sea demasiado).

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